ADVERBIO
Como el adjetivo
modifica al sustantivo y al verbo, el adverbio modifica al verbo y al adjetivo
; al verbo, verbigracia, corre aprisa, vienen despacio, escribe elegantemente;
al adjetivo, como en una lección bien aprendida, una carta mal escrita,
costumbres notoriamente depravadas, plantas demasiado frondosas. Sucede también
que un adverbio modifica a otro, como en estas proposiciones: el ave volaba muy
aceleradamente, la función terminó demasiado tarde.
Nótese la graduación
de modificaciones: demasiado modifica a tarde, y tarde a terminó, como muy a
aceleradamente, y aceleradamente a volaba; además terminó y volaba son, como atributos,
verdaderos modificativos de los sujetos la función, el ave.
Los adverbios se dividen por su
significación en varias clases:
Adverbios de lugar: cerca, lejos, enfrente, detrás, arriba, encima, abajo, debajo,dentro, fuera, afuera, etc.
Adverbios de tiempo:
antes, después, luego, despacio159, apriesa o aprisa, aún,todavía, siempre,
nunca, jamás, etc.
Adverbios de modo:
bien, mal, apenas, recio (reciamente), paso (en voz baja), bajo (lo quedo (blandamente,
con tiento, sin hacer ruido), alto (en voz alta), buenamente,fácilmente,
justamente, y casi todos .![Resultado de imagen para adverbios de modo](https://lh3.googleusercontent.com/blogger_img_proxy/AEn0k_sELB2IX8VTOjHRH6PUYga9O_72vv2EYP_tby2m4PYeRK4IFEoBINS1eJA3ZwbBPbHP156M0tLlFaG3BwxkhsXmhEKZBjE_GMUJrJo0eTIDcc0J2zda3nkvoaL2hm1p8QX0L2aZfP4ABrDpprxWB99diQYaeZVB1LN5RLapMowLWQ=s0-d)
(a). Los adverbios de esta terminación son
frases sustantivas adverbializadas; o si se quiere
complementos en que se calla la preposición; que para el caso es lo mismo. Justamente,
sabiamente, quiere decir, de una manera justa, de una manera sabia; mente en estas
frases significa manera o forma.
(b). Cuando se juntan
dos o más adverbios en mente ligados por conjunción expresa o tácita,
pierden todos la terminación, menos el último: temeraria y locamente; clara, concisa y
correctamente; salieron las aldeanas graciosa pero modestamente vestidas. Diríase de
la misma manera tan graciosa cuanto, o tan graciosa como, o más graciosa que
modestamente.
Adverbios de
cantidad: mucho, poco, harto, bastante, además, demasiado, más, menos, algo, nada,
etc., -- a los cuales podemos añadir totalmente, enteramente, casi, mitad, medio, y
otros.
Adverbios de
afirmación: ciertamente, verdaderamente, etc.
Adverbios de
negación: no, tampoco, nada, nunca, jamás, etc.
Adverbios de duda:
acaso, tal vez, quizá o quizás, etcétera.
(a). Algunos
adverbios pospuestos hacen el mismo oficio que las
preposiciones,
formando complementos, como en cuesta arriba, río abajo, tierra adentro, mar afuera,
meses antes, días después, años atrás, camino adelante. «El cielo, conmovido de mi
desgracia, avivó el viento y llevó el barco, sin impelerle los remos, el mar adentro»
(b). Varios de los
adverbios de cantidad no son otra cosa que sustantivos neutros
adverbializados: «Agradecemos mucho las honras que se nos hacen»; «Harto le hemos aconsejado;
pero él se cura poco de consejos»; «Es en sus determinaciones algo imprudente, y a veces
nada cuerdo». También se usan a menudo como adverbios de cantidad las frases
sustantivas un poco, un tanto, algún tanto, y otras: «Turbeme algún tanto».
(c). Otros adverbios hay que son originalmente
adjetivos o complementos con preposición:
verbigracia alto, bajo, recio, claro, quedo (originalmente adjetivos); apenas, acaso,
despacio (de espacio), encima, enfrente, amenudo, abajo, adentro, afuera
(complementos).
(d). Es notable la
síncopa de mucho cuando modifica adjetivos, adverbios o complementos,
precediéndoles. Dícese me esfuerzo mucho, mucho siento; y está muy enfermo, muy
arrepentido, muy cerca, muy lejos, muy a la vista, muy en peligro. Subentendiéndose la
palabra modificada, es necesaria la forma íntegra: está enfermo, y mucho; fueron
aplaudidos, pero no mucho.
(e). Recientemente se
apocopa en recién antes de participios: un país recién poblado, un niño
recién nacido, los recién llegados.
Hay asimismo gran
número de adverbios demostrativos, cuyo significado se resuelve en
complementos a que sirve de término alguno de los pronombres este, ese, aquel, combinado con un
nombre de lugar, tiempo, cantidad o modo.
Adverbios
demostrativos de lugar: aquí (en este lugar), ahí (en ese lugar), allí (en aquel lugar), acá (a
este lugar), allá (a ese o aquel lugar), acullá (en aquel lugar, ordinariamente en contraposición a
otros lugares ya indicados).
«Me hallo muy bien
aquí». «Mira que corres peligro ahí». «Ya había salido usted de Londres cuando yo
estuve allí». «Venid acá. -Allá vamos». «Meses hace que no veo mi quinta; hoy me
propongo ir allá». «Aquí se juega, allí se canta, acullá se baila».
Tal es el valor que regularmente solemos dar a estos adverbios, sin que por eso dejen algunas veces de aplicarse al movimiento los en i, como acá y allá a la situación: «Ven aquí». «Creo que no faltan por allá inquietudes y turbulencias como desgraciadamente las tenemos por acá». «Allá en Turquía, donde la voluntad de un hombre es la ley suprema, pudieran tolerarse tantos desafueros y atropellamientos».
Tal es el valor que regularmente solemos dar a estos adverbios, sin que por eso dejen algunas veces de aplicarse al movimiento los en i, como acá y allá a la situación: «Ven aquí». «Creo que no faltan por allá inquietudes y turbulencias como desgraciadamente las tenemos por acá». «Allá en Turquía, donde la voluntad de un hombre es la ley suprema, pudieran tolerarse tantos desafueros y atropellamientos».
(a). Algunos
confunden los dos adverbios ahí y allí: es necesario tener presente que el
primero no es el propio sino cuando se resuelve en el demostrativo ese; de lo que proviene
que señalemos muy bien con él lo que inmediatamente precede en el razonamiento. Así,
después de referir las desgracias acarreadas a una persona por su mala conducta, se
diría: «Ved ahí a lo que conducen las pasiones cuando la razón nos las enfrena». Ved
aquí no sería tan propio.
(b). Los adverbios de
lugar se trasladan frecuentemente a la idea de tiempo: «Allá en tiempo del
rey Vamba». Nada más común en las narraciones que aquí o allí en el significado de en
este o en aquel momento.
Otros adverbios
demostrativos de lugar son aquende (del lado de acá), allende (del lado de allá). Aquende,
allende, se emplean también como preposiciones: allende el mar, allende el río.
Adverbios
demostrativos de tiempo: ahora (en esta hora, al presente), hoy (en este día en que estamos
hablando), mañana (en el día siguiente al de hoy), pasado mañana (en el día siguiente al de
mañana), ayer (en el día anterior al de hoy), anteayer (en el día anterior al de ayer), anoche
(en la noche anterior al día de hoy), entonces (en aquel tiempo), etc.
![Resultado de imagen para adverbios de demostrativos de tiempo](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmHkdrU57ElzB1HnDNs3wiWsZZa9LukKJNOzTm06IhlgjXCHsVruoOWLVWFbsRTvyH2NDRH3h4EScfsfxfA2MK-CmS46HGzpTvg-wsYlNW-vXOnnloAgdydPQ4m-CKJe4_z7w4bAwAMWwl/s1600/clases_01.jpg)
Adverbio demostrativo
de cantidad: tanto. Es el sustantivo neutro adverbializado; y antes de los
adjetivos, adverbios o complementos se apocopa: Tanto habían crecido los ríos;
tan grandes fueron las
avenidas; tan tiernamente le amo; tan de corazón lo deseo. Dícese grandes fueron las avenidas,
y tanto que, etc., dejando de apocopar a tanto, porque se le subentiende el adjetivo grandes. Si
en este mismo ejemplo quisiésemos colocar el verbo entre el adverbio y el adjetivo, sería
necesaria también la forma íntegra: tanto fueron grandes las avenidas, que,
etc., porque la
modificación del adverbio no caería ya directamente sobre el adjetivo sino
sobre la frase verbal fueron
grandes.
![Resultado de imagen para adverbios de demostrativos de cantidad](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhC0lVDGnaReepT1WmVWmn1NG950kQDacvsKrdtVMVCkvYffG5Po5xLcuLkeMg7TXgm8OwaQ3mZowETsc3t1TCpH-FSivShLGdmuZ7pEXlwGA0FGUlgBf8LkQBSKJi3dwIDWt8lMzc9jbeO/s200/pigpen_POCO.jpg)
Adverbios
demostrativos de cualidad o modo: tal, sí, así.
(a). Tal es, bajo esta sola forma, adjetivo de
singular, sustantivo neutro y adverbio. He aquí un
ejemplo del último de esos tres oficios: «Hizo el postrer acto de esta tragedia madama
de Gomerón, saliendo ella y dos hijas suyas niñas en busca del conde, y pidiéndole
arrodillada a sus pies la vida de sus hijos; el conde le respondió entonces pocas
palabras, tal que hubo de volverse algo consolada» (Coloma): tal es aquí de tal modo.
(b). Sí, llamado adverbio afirmativo, lo es
realmente; pero sólo por un efecto de su significado
modal. Sí y así son una misma palabra. Cuando uno pregunta ¿has estado en el campo? y
otro responde sí, hay una elipsis, que se llenaría diciendo así es, y en efecto respondemos
muchas veces afirmativamente con las expresiones así es la verdad, así
es.
(c). A veces al sí de la respuesta se agregan
uno o más elementos de la pregunta, con las
variedades que pide la transición de una persona a otra: «¿No has visto tú representar
alguna comedia, donde se introducen reyes, emperadores, pontífices,
caballeros, damas y otros diversos personajes? -Sí he visto». Lo que se extiende aun a
oraciones que no tienen la relación de pregunta y respuesta:
«Sobre todo le encargó que llevase alforjas; él dijo que sí llevaría».
«Sobre todo le encargó que llevase alforjas; él dijo que sí llevaría».
(d) Habiéndose dado
al sí este valor afirmativo, fue natural intercalarlo en las proposiciones para
reforzar la afirmación, haciendo recaer la énfasis sobre la palabra a que lo posponemos:
«Ahora sí has dado, Sancho, en el punto que puede y debe mudarme de mi determinado intento» (Cervantes). «Vuestra merced sí que es escudero fiel y legal». «Entonces sí que andaban las simples y hermosas zagalejas de valle en valle y de otero en otero» (Cervantes). Hay en estas locuciones un contraste tácito: ahora sí, antes no; vuestra merced sí, otros no; entonces sí, en otro tiempo no.
«Ahora sí has dado, Sancho, en el punto que puede y debe mudarme de mi determinado intento» (Cervantes). «Vuestra merced sí que es escudero fiel y legal». «Entonces sí que andaban las simples y hermosas zagalejas de valle en valle y de otero en otero» (Cervantes). Hay en estas locuciones un contraste tácito: ahora sí, antes no; vuestra merced sí, otros no; entonces sí, en otro tiempo no.
El que, al parecer
redundante, de los dos últimos ejemplos, se encuentra en muchas otras expresiones
aseverativas: ciertamente que, por cierto que, sin duda que, vive Dios que, pardiez que, a
fe que, etc.; y proviene de una elipsis: «ahora sí puede decirse que»; «entonces sí sucedía
que»; «ciertamente parece que»; o más bien, de que damos a una expresión aseverativa
o a un juramento como a fe, a fe mía, vive Dios, pardiez, el mismo valor que si se
dijera juro, afirmo.
(e). Hay otro sí que, usado como conjunción:
«Sí que hay quien
tiene la hinchazón por mérito». Como si dijera, en
efecto, hay quien tiene, etc. «Los ejercicios honestos y agradables antes
aprovechan que dañan; sí que no siempre se está en los templos; no siempre se ocupan los
oratorios; no siempre se asiste a los negocios, por calificados que sean; horas hay de
recreación donde el afligido espíritu descanse; para este efecto se plantan las
arboledas, se allanan las cuestas, y se cultivan con curiosidad los jardines»
.
(f). Dase a veces a la frase conjuntiva sí que
un sentido irónico: «Es muy fundada la queja
vulgar de que nuestra revolución no presenta ningún hombre extraordinario en
ninguna línea; sí que los -- habrá, como no sea en escabeche, después de cerca tres
siglos de un mortífero despotismo».
. A los adverbios
demostrativos corresponden adverbios relativos de la misma significación, pero
destinados exclusivamente al enlace de las proposiciones, tales son: donde (antes do, y más
antiguamente ó), adverbio relativo de lugar; cuando, de tiempo; cual, como, de modo; cuanto, de
cantidad.
«Cada día se van
desfalleciendo las fuerzas de nuestro corazón, donde está el contento de nuestros apetitos».
«El día que se ejecutó la sentencia, se fue Cortés a Zempoala, donde le asaltaron
varios pensamientos»): aquí donde tiene por antecedente un nombre de
lugar. Reproduce
también adverbios y complementos: allí donde, a la falda de los cerros, donde. Pero puede asimismo
llevar envuelto el antecedente: «Donde falta la libertad, todo falta»; allí donde. Y este
antecedente envuelto puede ser término de una proposición expresa
(ordinariamente a,
hacia, hasta, de, en, para, por): «Era tanta la devoción de San Francisco de Borja, que le
aconteció en Valencia ir acompañando al Santísimo Sacramento desde la parroquia de San Lorenzo hasta
cerca de do está ahora edificado el monasterio de frailes jerónimos»; cerca
de allí do, cerca del lugar do.
(a). La forma do es
hoy permitida en verso: ó (por donde) es enteramente anticuado. Donde entra como
elemento en los adverbios compuestos, adonde, en donde, de donde, por donde;
los cuales es necesario distinguir de las frases en que donde lleva envuelto su antecedente, que
es el término de la preposición.
Por ejemplo: «Estaba emboscado el enemigo en la selva adonde nos encaminábamos»; selva es el antecedente de adonde; como si dijéramos en la selva a la cual, sería selva el antecedente de la cual. «Nos acercábamos a donde estaba emboscado el enemigo»; aquí es al contrario; hay un antecedente envuelto, y podríamos expresarlo diciendo nos acercábamos al lugar donde.
Por ejemplo: «Estaba emboscado el enemigo en la selva adonde nos encaminábamos»; selva es el antecedente de adonde; como si dijéramos en la selva a la cual, sería selva el antecedente de la cual. «Nos acercábamos a donde estaba emboscado el enemigo»; aquí es al contrario; hay un antecedente envuelto, y podríamos expresarlo diciendo nos acercábamos al lugar donde.
(a). Pero adonde puede también, como el
simple, llevar en sí su antecedente: «Si vuelves presto de
adonde pienso enviarte, presto se acabará mi pena»; del lugar adonde.
(b). Adonde usado por donde es un arcaísmo que
debe evitarse. Dícese adonde con movimiento, y
donde sin él: el lugar adonde nos encaminamos, donde residimos.
LA DERIVACIÓN ADVERBIAL
El
sufijo -mente: entre la derivación y la composición.
De
entre los elementos usados en latín para formar expresiones adverbiales, el que
triunfó en las lenguas romances fue mente, ablativo de mens, mentis, que
significaba ‘mente, pensamiento’ y también ‘ánimo, intención’.
A pesar de que -mente se suele considerar un
sufijo con el significado ‘de manera’ (lealmente ‘de manera leal’), mantiene algunas
de las propiedades que tuvo como unidad léxica independiente, por lo que se
asimila en parte a los elementos compositivos de la lengua actual.
Así,
la base léxica sobre la que -mente incide mantiene un acento secundario:
l[è]ntam[é]nte, no *lentam[é]nte, frente a lentit[ú]d, no *l[è]ntit[ú]d. Por otra
parte, cuando un adverbio en -mente está cuantificado (muy lentamente), el
cuantificador se agrupa semánticamente con el adjetivo y deja fuera al segmento
-mente: muy lentamente significa, en efecto, de manera muy lenta’, en lugar de
‘muy de manera lenta’.